Tarde de verano






Abrí los ojos. Todo estaba en completo silencio, exceptuando el sonido de las olas al romper en la orilla. Puse los pies en el suelo sintiendo el suave tacto de la alfombra. Me levanté despacio, cogí la bata que estaba en una silla a mi derecha y me dirigí a la puerta lentamente. Caminé hacia la cocina, por el ventanal de mi izquierda se colaba la brisa marina, sonreí. Dora, la asistenta, salió del baño y me dedicó una sonrisa.

-¿Le sirvo el desayuno?

-Sí, estoy hambrienta... -miré a la encimera y vi lo que había preparado, Crepes.

-Sus amigas fueron a la playa hace una hora, me dijeron que cuando se levantase no tardara en ir.

-Vale.

Desayuné rápido y volví a mi habitación, miré en la cómoda donde estaban los bikinis y escogí el rojo. Me lo puse a juego con las sandalias y un pañuelo blanco atado a la cintura, después cogí la toalla y volví a la cocina, allí estaba Dora.

-¿Volverá para comer? -Preguntó.

-Sí, aquí estaremos -sonrió-. Dora ¿puedes dejar de tratarme de usted?

-Órdenes de su madre.

-¿La ves por aquí? -Le sonreí y salí por la puerta del patio hacia la playa.

La temperatura era estupenda, no hacía calor, el aire no levantaba la arena y se podía oír a las gaviotas. Podía ver el mar a pocos metros de mí, pero ni rastro de las chicas. Miré a un lado y a otro de la playa y entonces las vi. Venían del lado oeste de la playa, en cuanto Carolina me vio, vino corriendo a abrazarme. Gema venía sonriente pero con paso lento y (cómo no) mi mejor amiga Mara venía cantando a voz en grito. Cuando estuvimos todas juntas Mara me miró y me dijo:

-He hecho algo... sé que prometimos que nada de chicos pero se nota lo mal que estáis el uno sin el otro y... -Dijo bajando la mirada y poniendo cara de inocente.

-¿Qué has hecho M? -preguntó Gema.

-Bueno no hace falta que os diga nada, lo podéis ver vosotras mismas -En ese momento, todas nos dimos la vuelta menos Mara, que ya miraba en nuestra dirección.
Sin quererlo se me escapó una sonrisa al verle y se me disparó el corazón a velocidades anormales. Cuando Sam llegó a mi lado, me abracé a él con fuerza, sabía que él estaba sonriendo.

-Demasiado tiempo separados -me dijo al soltarnos, y me besó.

-Verano de chicas, ya sabes... -Miré a Mara y articulé "Gracias", ella sonrió y me guiñó un ojo.

-Me tengo que ir -Gema soltó un bufido y se fue nada más pronunciar la frase.

-Me alegro de verte -dijo Carol-, aunque no todos parecemos alegrarnos.

-Sé como es Gema, se toma las cosas muy en serio -dijo Sam.

-¿Nos bañamos? -propuso Mara- Todavía le debo una carrera a Iria -cogió mi mano y me arrastró al mar.

Nos bañamos hasta que llegó la hora de comer, comimos todos juntos, excepto Gema. Al llegar la tarde, los tres volvieron a la playa y yo me quedé para hablar con ella, entré en mi habitación. La vi tumbada en la cama con la mirada perdida a través de la ventana.

-Gema... ¿estás enfadada? -Pregunté con delicadeza.

-Estoy bastante molesta, Mara siempre tiene que estropearlo todo...

-Llevamos ya un mes y medio de verano juntas, yo creo que no pasa nada porque Sam esté dos días con nosotras.

-No es eso, me encanta que estés con él, es que Mara me podía haber avisado de la sorpresa. Ahora me siento una tonta por haberme enfadado -Se quejó.

-Nadie te va a tener en cuenta el enfado, vente con nosotros a la playa -Le dije con una sonrisa.

-Está bien, ve yendo, ahora te pillo por el camino.

Salí hacia la playa y me reuní con ellos. Gema no tardó en venir, se disculpó con todos, pero no se molestó en hablar con Sam. Nos bañamos hasta que se hizo de noche y después paseé con Sam por la playa. Nos fuimos pronto a la cama, nos acostamos las chicas juntas y él se fue a otra habitación. 
De madrugada me desperté a beber agua y vi que la cama de Gema estaba vacía, fui a la cocina, cogí un vaso de agua y le di un sorbo. Unas voces que venían del ventanal de la cocina atrajeron mi atención. Gema hablaba con alguien, y parecían enfadados, me asomé de tal manera que no pudieran verme y entonces les vi, Sam y Gema. Agudicé el oído:

-¿No la ibas a dejar a principios de verano? -Inquirió Gema, enfadada.

-Cambié de opinión -Repuso Sam.

-¿Te acostaste con ella para cambiar de opinión? -Dijo con incredulidad.

-No, con ella no.

-Pero conmigo sí, y me dijiste que la ibas a dejar -El vaso se cayó de mis manos haciendo mucho ruido- ¿Qué ha sido eso?

-Seguro que ha sido Dora, está mayor -Dijo él quitándole importancia.

-¿Y bien? ¿No significó nada para ti?

-Sí, sabes que me gustas, pero creo que la quiero.

-No puedo seguir escuchándote, de verdad que no -Sam cogió la cara de Gema entre sus manos y la besó. En cuanto lo vi, salí corriendo hacia la habitación.
Me tumbé en la cama y lloré en silencio, recordando lo que habían dicho; "Sé como es Gema, se toma las cosas muy en serio", "Me encanta que estés con él", "Sabes que me gustas", "Me dijiste que la ibas a dejar". 

¿Cómo no me di cuenta antes?, ¿Cómo fui tan tonta?, pensó. Mara, que estaba a mi lado, se dio cuenta de que lloraba y sin decir nada, que era lo que en ese momento necesitaba, salió de la cama, preparó nuestras cosas y cuando hubo terminado, se colocó a mi lado y me dijo:

-Vamos a hablar más tranquilas, he preparado nuestras maletas, está todo en el coche. Dora sabe que nos vamos, volvemos a casa ¿vale? -me ayudó a llegar al coche y nos alejamos de la costa.

  
                                   MARINA

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